PALMA, 2 de noviembre. La Policía Nacional ha llevado a cabo la detención de dos jóvenes de nacionalidad española y un menor, en relación con varios robos violentos que desataron un clima de inseguridad en la barriada de Son Rapiña, en Palma. Los individuos están acusados de haber participado en al menos tres asaltos que incluyeron agresiones físicas, lesiones y amenazas.

Según un comunicado emitido por las autoridades, desde el inicio de octubre, los agentes de la Comisaría de Oeste comenzaron a recibir múltiples denuncias de robos que se caracterizaban por un uso desproporcionado de la violencia. Las víctimas, en su mayoría jóvenes, describieron cómo eran abordadas por estos individuos, quienes actuaban con una feroz agresividad.

Las investigaciones preliminares permitieron a los agentes identificar un patrón en los delitos: la sincronización entre los asaltantes y la elección de lugares y horarios específicos para llevar a cabo sus actos delictivos. Este descubrimiento sugirió que se trataba de un grupo criminal bien organizado, capaz de ejecutar sus planes con escalofriante eficacia.

Las primeras indagaciones revelaron que los ataques se producían principalmente durante las últimas horas de la tarde y en áreas frecuentadas por el público joven. La situación era particularmente preocupante, ya que tres de las cuatro víctimas eran menores de edad, lo que resaltaba la vulnerabilidad de estos en su propio entorno.

El primer incidente reportado tuvo lugar cerca de un parque local. Un menor comunicó que fue encontrado por los presuntos delincuentes, quienes, aprovechando su superioridad numérica, lo amenazaron para despojarlo de un reloj valorado en 300 euros, además de unos 10 euros en efectivo. Los atacantes no dudaron en intimidarlo con insultos, mientras lo contenían físicamente para evitar su huida.

Otro caso involucró a un joven que se encontraba con amigos en una plaza. Este fue abordado por los mismos tres varones, quienes comenzaron a coaccionarlo verbalmente, incluso forzándolo a pelear con uno de ellos. A pesar de su resistencia, fue agredido brutalmente, recibiendo golpes en diversas partes del cuerpo, e incluso fue golpeado con mecheros. Después de ser incapacitado, le robaron un reproductor de música aunque continuaron abusando de él en el suelo.

Los asaltantes no se detuvieron ahí. Después de despojarlo de su reproductor, le quitaron su teléfono móvil y, al descubrir que tenía una tarjeta bancaria, lo llevaron a un cajero para que hiciera retiradas de dinero. Al no poder realizar la operación, le exigieron que realizara una transferencias por la suma de 243 euros.

Por si esto fuera poco, los delincuentes destruyeron la tarjeta SIM del joven con el objetivo de dejarlo incomunicado y lo amenazaron con represalias si decidía denunciar el hecho.

En otro suceso, un menor relató cómo fue abordado por tres jóvenes en su propia puerta, quienes lo amenazaron para que les entregara dinero. Como no tenía efectivo, lo obligaron a comprar bebidas y comida en una tienda cercana, sometiéndolo a continuos golpes y amenazas contra él y su familia. Finalmente, le robaron su teléfono móvil, que tenía un valor aproximado de 700 euros. Durante su denuncia, el estado de angustia del menor fue evidente, reflejando el impacto emocional de la experiencia.

Tras recibir varias denuncias y realizar el trabajo de investigación necesario, los agentes lograron identificar a los presuntos autores. Debido a la gravedad de los delitos y el riesgo de que pudieran continuar su actividad delictiva, se desplegó un operativo para su captura. A comienzos de esta semana, las detenciones se llevaron a cabo en el domicilio de uno de los implicados, donde se autorizó un registro que permitió recuperar uno de los dispositivos robados.

Después de ser presentados ante un juez, se dictó prisión provisional para dos de los jóvenes, mientras que el menor será trasladado a la Fiscalía de Menores para su tratamiento en el sistema judicial adecuado.