
PALMA, 29 de septiembre.
Un reciente estudio señala que más de un tercio de los residentes en Palma y Marratxí, específicamente 164.991 personas, se encuentran en áreas con riesgo elevado de inundación, debido a la proximidad a los torrentes Gros y de'n Barberà.
Este hallazgo proviene de un análisis realizado por el equipo de GeoMedRisk, un grupo de investigación enfocado en geosistemas y riesgos naturales, que forma parte del Instituto de Investigaciones Agroambientales y de Economía del Agua (Inagea) de la Universitat de les Illes Balears (UIB).
Los investigadores no solo han evaluado el riesgo físico de inundación, sino que también han identificado las zonas con mayor vulnerabilidad social. Entre ellas, destacan áreas del este de Palma como Pere Garau, Son Canals y Rafal Vell, donde reside una considerable proporción de población migrante con bajos ingresos.
Para llevar a cabo su análisis, el equipo ha desarrollado una nueva metodología que permite evaluar la vulnerabilidad social frente a inundaciones repentinas, la cual ha sido descrita en un artículo reciente publicado en el 'International Journal of Disaster Risk Reduction'.
La vulnerabilidad social se define como el efecto de las inundaciones sobre las personas y las infraestructuras que sostienen su bienestar, considerando tanto las pérdidas humanas como los desafíos socioeconómicos que estas catástrofes generan.
La nueva metodología emplea una combinación de datos geográficos, incluyendo aspectos físicos, demográficos y socioeconómicos, con el fin de construir un indicador que mide la vulnerabilidad social frente al riesgo de inundación.
Utilizando lógica difusa, una herramienta matemática útil en la toma de decisiones bajo incertidumbre, los investigadores han creado un recurso que permite evaluar de manera precisa la distribución de vulnerabilidad en el territorio. Esto puede servir como guía para que las administraciones implementen medidas preventivas más efectivas y gestionen mejor los riesgos asociados.
El análisis se ha centrado en los municipios de Palma y Marratxí, localizados en la zona fluvial conocida como el pla de Palma, que está atravesada por los torrentes que elevan el riesgo de inundaciones en el área.
Los datos revelan que de los 463.188 habitantes de estos municipios, un preocupante 35,62% podría verse afectado por inundaciones relacionadas con los torrentes Gros y de'n Barberà.
Además de determinar las áreas más vulnerables, el estudio destaca que en estas zonas se encuentran muchos servicios esenciales, como centros educativos, sanitarios y asistenciales. Esto implica que las inundaciones no solo afectarían a la población, sino que también complicarían la gestión postcatástrofe.
En total, en las áreas con riesgo de inundación se contabilizan 20 centros asistenciales (39% del total en Palma y Marratxí), 71 educativos (33%) y 16 sanitarios (35%), sumando el parque de bomberos de Son Malferit.
La investigación pone de relieve que la vulnerabilidad ante inundaciones no es homogénea en todos los barrios de Palma. Sorprendentemente, las zonas más empobrecidas están también entre las más densamente pobladas, por lo que la red de servicios en estas áreas es crucial para la población, pero también aumenta el riesgo de daños severos durante episodios de inundación.
El estudio de la UIB se enfoca específicamente en la vulnerabilidad social, dejando a un lado el análisis del riesgo físico de inundaciones. Ellos aclaran que mientras el riesgo se refiere a la probabilidad de ocurrencia de inundaciones, la vulnerabilidad social evalúa las potenciales consecuencias devastadoras que estas podrían tener para la comunidad.
En condiciones practicadas, una zona puede enfrentar un alto riesgo de inundaciones y, sin embargo, tener una vulnerabilidad baja si cuenta con edificaciones adecuadas, ciudadanos informados y sistemas de evacuación eficaces.
Frente al aumento de fenómenos climáticos extremos provocados por el cambio climático, la metodología del equipo de la UIB se presenta como un recurso vital para educar a la población y mitigar el impacto de futuras inundaciones. El estudio resalta la necesidad de una planificación urbana más resiliente y de una respuesta social coordinada ante los retos ambientales que se avecinan.
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