
**Detenidos por un cruento doble homicidio en Sa Pobla: La Policía narra el escalofriante desenlace**
PALMA, 22 de enero. En un caso conmocionante que remueve las entrañas de la sociedad, el autor confeso de la brutal muerte de su esposa y su hijo en Sa Pobla, un suceso que ocurrió en mayo de 2021, reveló de manera espontánea a los agentes de la Policía Nacional que lo arrestaron la cruda realidad de sus actos. En un relato que hiela la sangre, el detenido relató, con una frialdad inquietante, que tras haber cometido el horrendo crimen, se dirigió a Son Banya y contrató los servicios de una trabajadora sexual.
Los agentes que estuvieron involucrados en la detención del individuo han compartido su experiencia, destacando que el hombre mostró colaboración y no opuso resistencia. A pesar de confesar sus crímenes, al llegar a la comisaría decidió ejercer su derecho a no declarar, aunque se mostró dispuesto a someterse a pruebas de ADN sin objeciones.
En relación a cómo se llevó a cabo la detención, la inspectora de la Policía Nacional que recibió la alerta de la Guardia Civil sobre el doble homicidio ocurrido en Sa Pobla el 16 de mayo ha recordado los gélidos detalles del aviso. Uno de los agentes de la Benemérita le informó que “los cuerpos todavía están calientes”, un dato que marcó el inicio de una intensa operación para localizar al presunto asesino.
Con la urgencia que la situación demandaba, la inspectora se comunicó con el sospechoso a través del teléfono proporcionado por la Guardia Civil. De forma sorprendentemente rápida, logró establecer contacto con el hombre, quien en ese momento aseguraba que se encontraba en un torrente en Palma. “Sabemos lo que has hecho, ya no hay vuelta atrás, pero te ayudaremos si te entregas”, le dijo la agente, haciéndole saber que su situación era crítica y que la única opción viable era la rendición. El acusado proporcionó su ubicación, que resultó ser el torrente del Portixol, cerca de la calle México, lo que permitió a las patrullas de la Policía Nacional dirigirse rápidamente hacia él.
Al llegar al lugar, los agentes observaron al hombre a unos 100 metros, hablando por teléfono con la sala del 091 de la Policía Nacional. Le ordenaron que se echara al suelo para proceder a su inmovilización, a lo que el detenido accedió. Mientras los efectivos llevaban a cabo su trabajo, uno de los policías recordó que el hombre repetía a viva voz: "¿Qué he hecho, qué he hecho, he matado a mi mujer?" La angustia y el remordimiento parecían haberse apoderado de él en ese momento.
A lo largo de su declaración, el detenido continuó hablando con los agentes, reconociendo que, tras cometer el doble delito, había ido a Son Banya y, sin ofrecer más detalles sobre el crimen, había optado por contratar a una trabajadora del sexo. Sin embargo, los agentes que intervinieron notaron que el arrestado no mostraba signos de haber consumido sustancias estupefacientes, lo que añade una capa más de complejidad a un caso ya de por sí escalofriante.
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