"¿Cómo puede repeler un señor de 78 años el ataque de dos jóvenes encapuchados con patas de cabra?", se ha preguntado el abogado.
PALMA, 11 Sep.
El abogado del anciano que mató a un ladrón que asaltó su casa en Porreres (Mallorca) en 2018 ha sostenido este lunes, al inicio del juicio, la tesis de la legítima defensa. "Él temía por su vida", ha subrayado el letrado ante el Jurado, preguntándose también "cómo puede repeler un señor de 78 años el ataque de dos jóvenes encapuchados con patas de cabra".
La Audiencia Provincial de Baleares ha arrancado el juicio, contra un total de cuatro acusados: tres de ellos por participar en el asalto a la finca, y el propietario, un hombre de 83 años (78 años entonces) que disparó con una escopeta de caza a uno de los ladrones, causándole la muerte.
El suceso tuvo lugar en febrero de 2018 en una casa de campo. Los abogados y la Fiscalía no discuten el núcleo de los hechos: que hubo un robo y que el anciano disparó mortalmente al ladrón; pero sí debaten sobre la proporcionalidad del disparo, ya que sostienen distintas versiones en cuanto a detalles como la violencia empleada por los asaltantes.
La Fiscalía pide para los tres presuntos ladrones penas que suman 16 años de cárcel; y para el dueño de la finca, otros cuatro años de prisión. La madre del ladrón fallecido acusa al anciano de asesinato, con una pena superior.
En esta primera sesión, cada una de las partes ha expuesto sus posiciones. Según la Fiscalía, uno de los acusados sabía que el dueño de la finca tenía dinero y propuso a otro cometer el robo. A su vez, éste avisó a dos hermanos para que se encargasen de ejecutarlo, mientras los otros dos implicados les llevarían al lugar en coche y les recogerían una vez cometido el robo, además de vigilar la zona.
Los dos hermanos accedieron a la finca con pasamontañas para evitar ser reconocidos, unos guantes y dos patas de cabra con las que abrir la caja fuerte. Cuando el anciano salió a pasear --supuestamente, sabían que lo hacía habitualmente-- le abordaron por la espalda y le exigieron dinero.
Las versiones de las partes difieren en cuanto a la agresividad y la violencia empleada para exigir el dinero. La defensa del anciano asegura que le pusieron en el cuello un cuchillo de grandes dimensiones, extremo que niegan los abogados de los ladrones, y que la violencia fue "'in crescendo'" mientras le pedían más y más dinero. La Fiscalía afirma que le cogieron por la espalda y le taparon la boca para que no gritara, mientras que, dentro de la casa, habrían empujado a la mujer haciéndola caer.
Cuando los dos hermanos estaban cargando en unas mochilas el dinero que había en la caja fuerte, el septuagenario pudo hacerse con una escopeta de caza que tenía en la habitación.
Éste es otro punto sobre el que los relatos no coinciden. El anciano asegura que les conminó a que se marcharan y que ellos, en lugar de hacerlo, se abalanzaron sobre él, momento en el que disparó. En cambio, la Fiscalía y los otros acusados dicen que esperó el regreso de los ladrones en el salón y cuando pretendían salir con el dinero les disparó.
El otro hermano inició un forcejeo con el septuagenario para arrebatarle el arma, golpeándole diversas partes del cuerpo, hasta que finalmente consiguió hacerse con la escopeta y salió de la vivienda cargando a su hermano en la espalda. También llevaba la mochila con el dinero robado.
Está previsto que el juicio se extienda hasta el 20 de septiembre.