Víctima de presunta violación química en Mahón relata su experiencia de desorientación y vulnerabilidad.
PALMA, 30 de enero.
En un emotivo testimonio durante el juicio que se lleva a cabo este jueves en la Audiencia Provincial de Mahón, la víctima de una presunta violación por sumisión química ha compartido las impactantes sensaciones que experimentó aquella noche de octubre de 2022. La joven, que en ese momento tenía tan solo 17 años, describió cómo sintió que "se le cerraban los ojos, que no veía bien, que estaba desorbitada y que se sentía muy débil".
El juicio comenzó con la declaración de la víctima a través de videoconferencia, mientras que el acusado, un hombre que es pariente de una conocida de la joven, espera su turno para ser interrogado a petición de su defensa.
El relato de la joven recuerda que, en la noche del incidente, disfrutaba de un cumpleaños en compañía de sus amigas cuando el acusado apareció en el lugar. Conocido por ser amigo de su madre, el hombre en varias ocasiones tomó el vaso del que ella estaba bebiendo, lo que le resultó extraño. "Recuerdo un par de veces ver cómo si quisiera beber del vaso", relata la víctima, quien continuó narrando cómo, poco después, comenzó a sentir que se encontraba en un estado de gran vulnerabilidad.
Posteriormente, el acusado se ofreció a acompañarla a su centro de menores, pero terminó llevándola a su casa. "Sentí una impotencia enorme de no poder defenderme", protestó la víctima, enfatizando su malestar y la falta de control en esa situación.
A lo largo del interrogatorio de la defensa, la joven admitió que no recordaba con claridad el momento en que la desnudaron ni si fue víctima de penetración. Sin embargo, su estado posterior —“agarrada por la cintura, mojada de cintura para abajo y sin ropa”— le permitió llegar a esa dolorosa conclusión.
La joven reveló que había experimentado episodios de pérdida de memoria, y que sus recuerdos del ataque son fragmentarios, a menudo emergiendo en forma de 'flashbacks'. También comentó que algunas personas le habían insinuado que circulaba un vídeo de los hechos, lo que añade otra dimensión de angustia a su testimonio.
En su declaración, la mujer recordó que, después de la agresión, primero se lo contó a una compañera de su centro, y posteriormente se lo reveló a su madre, quien tuvo una reacción devastadora al encontrarla en compañía del presunto agresor. "Pegó un grito desolador y se fue tras él", evocó la joven sobre la reacción de su madre en ese momento crítico.
Además, la coordinadora del centro de menores donde vivió la víctima aportó información relevante, afirmando que el acusado era conocido por frecuentar lugares con menores y que su nombre ya había surgido en una investigación anterior relacionada con otros jóvenes. Es notable que el registro del centro no indica que la joven regresara bajo los efectos del alcohol o drogas ese mismo día.
El Ministerio Público ha solicitado una pena de diez años de prisión para el acusado, subrayando que, según el escrito de acusación, el sujeto había agregado una sustancia a la bebida de la víctima sin su consentimiento. Asimismo, la Fiscalía pide que se le prohíba acercarse o comunicarse con la joven, así como el pago de 6.000 euros en concepto de indemnización.
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