El exdirector general del Servicio de Salud balear, Manuel Palomino, ha defendido el almacenamiento de las mascarillas adquiridas durante la pandemia, afirmando que era necesario tener un stock suficiente para cubrir cualquier eventualidad. En su comparecencia en la Comisión de investigación del Parlament, Palomino explicó que ante la alta demanda de material provocada por la crisis del COVID-19, se vieron en la necesidad de contactar con diversas empresas para la adquisición de material sanitario.

Palomino reconoció que recibió el contacto de Koldo García, supuesto asesor del Ministerio de Fomento, para proceder a la compra de las mascarillas. Sin embargo, alegó no recordar quién fue la persona que le facilitó ese contacto. Durante la investigación en el Congreso, el exdirector admitió que el Ministerio les pasó el contacto de García, quien posteriormente los puso en contacto con la empresa Soluciones de Gestión para la compra de mascarillas por valor de 3,7 millones de euros.

Ante las críticas recibidas por la calidad de las mascarillas adquiridas, Palomino señaló que aunque no fueran clasificadas como FFP2, cumplían con la normativa KN95. Además, justificó el almacenamiento de las mismas como una medida de precaución para garantizar la disponibilidad de material sanitario en caso de necesidad.

En respuesta a las preguntas de los distintos grupos parlamentarios, Palomino comparó el almacenamiento de las mascarillas con el mantenimiento de tanques de guerra, argumentando que, al igual que estos caducan y no se utilizan en tiempos de paz, era necesario contar con un stock de seguridad de material médico. Ante las dudas sobre si las mascarillas llegaron a ser distribuidas, Palomino afirmó no tener constancia de que se hubiera realizado reparto alguno.

En definitiva, el exdirector del IbSalut defendió la gestión realizada durante la crisis sanitaria, justificando las medidas tomadas en un momento de emergencia y criticando las acusaciones de irregularidades en la compra de material sanitario.