
El obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull, ha hecho un llamado urgente a la comunidad y a los representantes políticos para terminar con los discursos hostiles hacia las personas migrantes. Taltavull considera que las actitudes negativas hacia este colectivo son absolutamente inaceptables.
Durante una rueda de prensa, el prelado, acompañado de diversas organizaciones sociales asociadas a la Iglesia, expuso la delicada situación que enfrentan las personas sin hogar en la isla, concentrando su atención en el sufrimiento de quienes llegan desde otros países.
El obispo destacó la seria problemática que experimentan los migrantes al arribar a Mallorca, señalando el rechazo y la estigmatización que sufren tanto de parte de la sociedad como de algunos sectores políticos. “Llamarles delincuentes es una grave injusticia que ataca a aquellos que, como último recurso, se ven forzados a dejar sus hogares”, expuso Taltavull con firmeza.
Se mostró especialmente alarmado por el rechazo social que enfrentan estos individuos provenientes de contextos de gran dificultad, y criticó que tal desprecio a menudo emana de quienes llevan una vida cómoda y sin carencias.
“La discusión política a menudo gira en torno a si debemos aceptar o no a estos migrantes, pero aquí hay un problema de actitud. Como cristianos, nuestros valores de caridad exigen que amemos sin esperar nada a cambio. No podemos tolerar actitudes que ignoran el inmenso sufrimiento que viven estas personas”, enfatizó el obispo.
Taltavull hizo un ferviente llamado a que la atención se dirija a la humanidad de cada individuo, independientemente de su origen o su situación particular. “Los prejuicios solo perpetúan el sufrimiento y las tensiones sociales”, advirtió.
El obispo también alertó sobre el hecho de que ciertos recursos que la Iglesia ha dispuesto para ayudar a la comunidad no han podido implementarse por la negativa de algunos sectores de la población, en especial contra los migrantes. Un ejemplo de esto fue el centro destinado a menores extranjeros no acompañados en el convento de Sant Pere, en Calvià, que permanece inactivo a pesar de estar listo.
Taltavull apuntó que esta situación no se debe a barreras legales, sino a una falta de voluntad social, subrayando que tanto el PP como Vox en el Ayuntamiento de Calvià se manifestaron en contra de la creación de este centro.
Al ser cuestionado sobre propuestas de referéndum para decidir si se deberían acoger estos centros, Taltavull dejó en claro su oposición. “Lo esencial es tener un corazón abierto; se requiere regulación, pero no es cuestión de someter a votación la humanidad de las personas”, comentó.
Además, el obispo indicó que ha estado en contacto con el delegado del Gobierno en Baleares, Alfonso Rodríguez, para discutir cómo abordar la llegada de migrantes en embarcaciones a las costas baleares. “La solución se está buscando, especialmente en los puertos, pero no podemos comenzar desde una postura de rechazo”, insistió.
A propósito de la migración, Taltavull también subrayó que es un tema que genera una profunda preocupación dentro de la Iglesia de Mallorca. Para abordar esto, la próxima semana se llevará a cabo una formación destinada a sacerdotes y diáconos, con el objetivo de examinar el fenómeno migratorio desde una perspectiva social y su impacto tanto en la comunidad como en la vida pastoral.
En este encuentro, se contará con la participación del obispo de Sant Felip de Llobregat y director del departamento de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española, Xabier Gómez, quien aportará su experiencia en el ámbito de la migración.
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