
En un contundente llamado a la conciencia, siete organizaciones ecologistas y anti-turistificación de Mallorca han emitido un mensaje directo a los turistas, acusándolos de ser el núcleo del creciente malestar que enfrentan los residentes de la isla. En una carta abierta, advierten que Mallorca ha dejado de ser el "paraíso" prometido y aclaran que su saturación turística ha alcanzado un punto crítico que amenaza tanto el entorno como la calidad de vida de sus habitantes.
La carta, suscrita por grupos como SOS Residents, Menys Turisme Més Vida, GOB, GADMA, y Amics de la Vall de Coanegra, inicia con un saludo a quienes visitan la isla. Reconocen la historia turística de Mallorca, la cual hasta hace poco era motivo de orgullo, pero ahora se ha convertido en una de las principales preocupaciones para sus residentes.
Los firmantes expresan su angustia al comparar la situación actual con la Mallorca de los años 70, donde el turismo y la vida local coexistían en un equilibrio. Sin embargo, señalan que el aumento desmedido de visitantes ha transformado la isla en un destino turístico masivo, exacerbando los problemas que enfrentan los locales.
La carta critica la forma en que la industria turística ha mercantilizado la isla, impulsada por la avaricia de hoteleros y especuladores que han llevado a Mallorca al borde del colapso. Este crecimiento descontrolado ha traído consigo una serie de problemas visibles: deterioro ambiental, saturación de servicios públicos, y una crisis de accesibilidad a la vivienda para la población local.
Los firmantes también han destacado la reacción de la sociedad civil, que ha comenzado a movilizarse para exigir medidas que regulen la situación, lamentando que los políticos no estén escuchando sus demandas y continúen promocionando el turismo a toda costa. En lugar de abordar la crisis, acusan a las autoridades de ignorar la realidad y buscar incrementar el número de visitantes, priorizando así los intereses de unos pocos.
Las cifras presentadas en la carta subrayan la magnitud de la crisis social y económica que afecta a Mallorca. Si la isla fuese un estado independiente, habría experimentado un crecimiento poblacional del 84% en los últimos 40 años, solo superado por la India. Al mismo tiempo, la región ha caído drásticamente en el ranking de renta per cápita en Europa, lo que pone en evidencia que el turismo masivo no está generando la riqueza prometida, sino multiplicando la pobreza.
La presión turística se ha intensificado; cada año, Mallorca recibe 15 turistas por cada habitante, y las proyecciones indican que el número de viajeros seguirá aumentando. En 2024, se espera que el Aeropuerto de Palma maneje más de 33 millones de pasajeros, marcando un nuevo récord en concurrencia.
Ante esta sobrefamiliaridad con el turismo, los firmantes expresan su frustración por el uso superficial del concepto de "sostenibilidad" por parte de las autoridades, acusándolos de no cumplir con un verdadero compromiso hacia la preservación y el bienestar de la isla y sus habitantes.
La pretensión de desestacionalizar el turismo es vista como un intento engañoso. En lugar de reducir la presión en los meses de mayor afluencia, la crítica sostiene que se busca mantener el nivel de ocupación al 100%, extendiendo el turismo a lo largo de todo el año.
Finalmente, la carta apela a los turistas directos, instándolos a reconsiderar sus viajes. Aseguran que la vida local se está desgastando y que muchos de sus hogares se han vuelto inhabitable. “¡Poneos en nuestro lugar!”, ruegan, mientras solicitan a los visitantes que reconsideren su viaje: “No vengáis. No necesitamos más turistas; de hecho, sois la fuente de nuestro problema”.
Con una mezcla de agradecimiento y desesperación, los firmantes recalcan cómo, a lo largo de los años, han tratado a los visitantes con respeto, pero actualmente se ven llevados a clamar por la comprensión de los turistas: “¡Quedaos en casa!”, concluyen, mostrando la urgencia de su mensaje y la fragilidad de su hogar.
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