
PALMA, 5 de agosto. El mes de julio pasado ha traído consigo un notable incremento en las temperaturas y las precipitaciones en las Islas Baleares, lo cual ha sido documentado por la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en su reciente informe mensual. La temperatura media alcanzó los 26 grados centígrados, mientras que las lluvias fueron un 277% superiores a lo habitual, marcando un significativo cambio climático en la región.
Este inesperadamente cálido mes registró una anomalía de 1,2 grados, calificándolo como un periodo "muy cálido". Todas las islas presentaron temperaturas elevadas, con Formentera reportando una media de 27,3 grados y una desviación de 0,9 grados, Ibiza con 26,9 grados y un aumento de 1,9 grados, y Mallorca y Menorca con medias de 25,9 grados y 1,1 grados de anomalía, respectivamente.
Los picos de temperatura, según las mediciones verificadas, alcanzaron cifras impresionantes: se registraron 39,3 grados en Artà, 38,7 grados en Sant Joan de Labritja, 35,1 grados en es Mercadal, y 34 grados en Formentera, reflejando un claro repunte del calor en el archipiélago.
A su vez, las mínimas también han sido notoriamente elevadas, con 26,7 grados en Palma, 26,1 grados en Formentera, 26 grados en el aeropuerto de Ibiza y 25,5 grados en Ciutadella. Este fenómeno ha llevado a un aumento en el número de noches tropicales, donde en Palma Portopí se han reportado noches tropicales consecutivas durante ocho años, siendo un claro indicador del cambio climático que está experimentando la región.
El aeropuerto de Palma vio un total de 23 noches tropicales, muy por encima de la media habitual de nueve, mientras que Menorca y Ibiza también reportaron noches tropicales que superan sus promedios. En el caso de Formentera, las 29 noches tropicales sobrepasan la media de 27, evidenciando una tendencia creciente en este fenómeno.
Otro aspecto destacable ha sido la cantidad inusitada de precipitaciones en julio, que se declaró "muy húmedo", con un promedio de 19,4 litros por metro cuadrado, una cifra que contrasta enormemente con los 5,2 litros que suelen registrarse. Mallorca fue la más afectada con 22,9 l/m2, mientras que Formentera y Menorca también vieron cifras notablemente elevadas.
En Mallorca y Menorca se reportaron días de tormenta, y varios de esos días se caracterizaron por lluvias acompañadas de barro, un acontecimiento poco común para esta época del año. Además, se registraron 'rissagues' en Ciutadella, lo que indica una mayor actividad meteorológica en la zona, algo que rara vez ocurre, pues la oscilación significativa en julio ha sido una ocurrencia cada dos años.
En lo que respecta al viento, el mes ha sido calificado como "normal", aunque en Menorca se produjeron justo cinco días de viento fuerte, superando la media de cuatro. Las ráfagas máximas alcanzaron los 75 km/h en el faro de Capdepera, lo que, junto con la altura de las olas, que llegaron a medir más de tres metros, pone de relieve el impacto de condiciones climáticas más extremas en el archipiélago.
Estos datos no solo son un reflejo de la situación climática actual, sino que también deben servir como un llamado a la acción para mitigar el cambio climático y sus efectos en nuestras comunidades. Las Islas Baleares, con su rica biodiversidad y su dependencia del turismo, se enfrentan a retos que requieren atención inmediata y un compromiso colectivo para asegurar un futuro sostenible.
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