El Parlament balear ha llevado a cabo este martes una votación que ha evidenciado las tensiones políticas en torno a la educación y las lenguas en la comunidad. La propuesta de ley presentada por Vox, que buscaba establecer el castellano como lengua vehicular en los centros educativos, fue rechazada con los votos en contra de varios partidos, incluido el PP, que ya había anunciado su oposición.
El rechazo a la iniciativa de Vox fue apoyado por el PSIB, MÉS per Mallorca, MÉS per Menorca y Unidas Podemos, así como por los exmiembros de Vox que ahora son no adscritos, lo que demuestra un amplio consenso en contra de la propuesta. Vox, liderado por Santiago Abascal, no tardó en criticar al PP por lo que consideró una traición a sus principios.
El PP había presentado una propuesta alternativa el día anterior que buscaba regular el uso del castellano en la educación, pero sin tocar el decreto de mínimos que garantiza la enseñanza del catalán. En este contexto, el portavoz adjunto de Vox, Sergio Rodríguez, no escatimó en palabras duras al calificar el rechazo como una falta de respeto hacia la libertad educativa y acusó a los populares de jugar a dos bandas.
Rodríguez arremetió contra la contrapropuesta del PP, tildándola de "estafa" y "engaño", y condenó la falta de apoyo a sus propias iniciativas a lo largo de la legislatura. Mencionó que mientras Vox había respaldado varias propuestas del PP, la reciprocidad no había estado presente.
Desde las filas del PP, la portavoz adjunta Marga Duran insistió en que el acuerdo alcanzado con Vox no contemplaba los puntos que la propuesta de la ultraderecha incluía. Duran defendió que su postura responde a la protección del sistema educativo, reiterando que la propuesta de Vox es incompatible con valores fundamentales como el respeto a la lengua y la diversidad cultural.
Las tensiones continuaron con Duran criticando a Vox por intentar aprovechar la situación a su favor, lo que llevó a un clima intenso en la cámara, con reacciones viscerales desde los escaños, como la expresión de "qué vergüenza" de la portavoz de Vox, Manuela Cañadas.
La propuesta de Vox, que alteraba significativamente 11 artículos de la ley de Educación, fue rechazada también por la diputada del PSIB, Amanda Fernández. Esta enfatizó que la iniciativa carecía de fundamentos educativos y acusó al PP de facilitar que las ideas de Vox ganen terreno.
Fernández no solo criticó la propuesta de Vox, sino que también descartó la alternativa del PP, sugiriendo que ambas son versiones de un mismo problema. La diputada de MÉS per Mallorca, Maria Ramon, se sumó al debate afirmando que la cuestión lingüística había sido secuestrada por la ultraderecha, y expresó su preocupación de que el catalán se convierta en un idioma secundario.
Joana Gomila, de Més per Menorca, igualmente se opuso a ambos proyectos, argumentando que la verdadera lengua que debería protegerse es el catalán, que enfrenta desafíos significativos. Su intervención subrayó la idea de que la discusión no debería centrarse en limitar el papel del catalán, sino en reforzarlo.
También se escuchó la voz del diputado de Unidas Podemos, José María García, quien defendió el valor del catalán no solo desde una perspectiva cultural, sino social y laboral. Para él, poner en cuestión la preeminencia del catalán en la educación podría ser un retroceso en el proceso de normalización que aún está en curso.
El debate en el Parlament de Balears refleja no solo la lucha política interna, sino también una contienda cultural sobre el futuro de la lengua y la educación, en un escenario donde los principios de diversidad y pluralidad se ponen a prueba frente a propuestas que amenazan la lengua propia de la comunidad.
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