La estimulación cerebral podría proteger la sustancia blanca del daño causado por el alcohol, según un experto.
El doctor Santiago Canals, profesor de Investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas del Instituto de Neurociencias de Alicante, presentó en Can Campaner (Palma) la ponencia titulada 'Descifrando los efectos del alcohol en el cerebro: nuevos descubrimientos y perspectivas terapéuticas'. En ella, Canals afirmó que a través de la estimulación cerebral es posible frenar el daño en la sustancia blanca causado por el consumo de alcohol y mejorar la actividad funcional del cerebro.
En su exposición, Canals destacó la importancia del tema del alcohol y compartió cifras impactantes. Señaló que en la Unión Europea y Estados Unidos se consumen entre 18 y 20 litros de alcohol puro al año, lo que evidencia un problema de salud pública. Además, advirtió que el consumo peligroso se sitúa entre los ocho y diez litros de alcohol, y que la dependencia es una consecuencia común.
El doctor Canals resaltó que el alcohol es la droga más perjudicial para la salud, afectando a aproximadamente 2.000 millones de personas en todo el mundo. También hizo hincapié en que incluso un consumo bajo de alcohol puede tener efectos significativos en las capacidades cognitivas, convirtiéndose en una de las principales causas de discapacidad y muerte evitable.
Canals explicó que la adicción al alcohol se manifiesta como una transición de la búsqueda de recompensa a la búsqueda de alivio. Para comprender mejor este proceso, se llevó a cabo una investigación utilizando resonancias magnéticas para analizar el impacto del alcohol en el cerebro tanto en humanos como en animales.
Los resultados del estudio revelaron que el consumo de alcohol genera alteraciones tanto en la sustancia gris como en la sustancia blanca del cerebro. Estas alteraciones empeoran durante las primeras semanas de abstinencia, lo que puede resultar en daños neuronales significativos.
Para abordar estos daños, el doctor Canals propuso una estrategia basada en la estimulación cerebral, que demostró ser efectiva en la recuperación de la microestructura del cerebro, especialmente de la sustancia blanca. Los pacientes sometidos a este tratamiento experimentaron mejoras en la actividad funcional y reducción de la ansiedad por el consumo de alcohol, lo que resultó en una menor tasa de recaída en el consumo.
En conclusión, Canals enfatizó que la reducción del consumo de alcohol debe ser una prioridad de salud pública debido a su impacto negativo en la sociedad. Aunque las opciones terapéuticas son limitadas, enfoques innovadores como el desarrollado en el Instituto de Neurociencias de Alicante ofrecen esperanza en la lucha contra esta pandemia global.
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