El Hospital Son Espases ha afirmado que lo sucedido "no tiene nada que ver" con una cuestión lingüística

PALMA, 24 Abr.

El Govern ha negado rotundamente que se haya producido una agresión por parte de los vigilantes de seguridad a una usuaria del Hospital Son Espases que solicitó una hoja de reclamaciones en catalán el pasado fin de semana.

La gerencia del hospital ha declarado que están investigando lo ocurrido, pero han asegurado que "no tiene nada que ver" con una cuestión lingüística, sino que la usuaria estaba obstruyendo una ventanilla, causando "largas colas", mientras completaba la hoja de reclamaciones.

Según el Servicio de Salud de Baleares (IbSalut), la mujer se acercó al servicio de atención al paciente para solicitar una hoja de reclamaciones en catalán. En ese momento no había hojas disponibles, por lo que le pidieron un momento para conseguirla.

Más tarde, le entregaron el documento en catalán y la usuaria lo completó en la ventanilla. Los trabajadores le solicitaron que despejara el área para poder atender al resto de usuarios.

Ante la negativa de la mujer a despejar la zona, el IbSalut ha informado que el personal de seguridad del hospital fue llamado para "restablecer el orden", ya que otros usuarios se estaban quejando.

En ese momento, la mujer llamó a la Policía, que se negó a personarse, y los vigilantes de seguridad le pidieron que desocupara la ventanilla. Desde IbSalut han afirmado que tocaron su hombro pero que "en ningún momento hubo agresión".

La usuaria ha presentado una denuncia y la Policía ha solicitado las grabaciones de las cámaras de seguridad del hospital, las cuales serán proporcionadas a lo largo de este miércoles, según Son Espases.

El Servicio de Salud ha querido dejar claro que a la usuaria se le dio la hoja de reclamaciones en catalán en todo momento y que no hubo agresión.

Es importante mencionar que MÉS per Mallorca y Més per Menorca han exigido la comparecencia "urgente" en el Parlament de la consellera de Salud, Manuela García, para explicar esta situación, que consideran un "nuevo caso grave de agresión física lingüística".